martes, 27 de noviembre de 2012

La Poda

Ya se terminó la vendimia... Hace poco más de un mes se han terminado de recoger los últimos racimos de uva de las viñas de la Rioja. El campo esta en calma. ¿En calma? Bueno, no del todo. En poco tiempo volvemos a comenzar con el ciclo. Comenzaremos con la poda y lo que hagamos en este momento nos condicionarán el trabajo de todo el año y el fruto del próximo Octubre.

Este es uno de los trabajos más técnicos de todo el año. No todo vale en la poda. La poda es un proceso lento, pausado y con técnica. Este trabajo ayudará a controlar la producción y a darle consistencia a la cepa y a facilitar el laboreo. En una cepa sin poda desciende la producción y la planta toma una forma desordenada.

Comenzamos la poda en pleno invierno, cuando la savia de la cepa ha descendido lentamente hasta el tronco. Si podemos esperar un poco más, cuando la savia comienza a moverse una brotación más tardía nos protegerá de heladas tempranas que pueden dar al traste con nuestro fruto.

El sistema tradicional de poda en Rioja es en vaso, con tres brazos que suben de desde el tronco. En cada brazo dejaremos dos pulgares y en cada pulgar, dos yemas. Cada año cortamos el sarmiento del año anterior dejando las dos yemas más cercanas al brazo. Al año siguiente alternamos el corte. La cepa asciende en un armonioso vaivén...

Este sistema, controlado por el Consejo Regulador, nos obliga a estas doce yemas por cepa. Si consideramos que del sarmiento que brota saldrán dos racimos, nos encontramos con un máximo de 24 racimos por cepa. Todo esto sin contar los “imprevistos” que supone el campo.

Cada vez está más presente el guiado de la cepa en espaldera. En el caso de doble cordón están permitidos seis pulgares y dos yemas por pulgar. En el sistema de vara y pulgar se distribuye en una vara y uno o dos pulgares de dos yemas. El máximo son diez yemas por cepa.

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